*Encapuchados incendian casuchas de haitianos en Pedernales*
*Encapuchados incendian casuchas de haitianos en Pedernales*
AGUAS NEGRAS, Pedernales.- Decenas de familias haitianas fueron atacadas ayer tarde y anoche por encapuchados que incendiaron sus viviendas con sus pertenencias dentro, lo que obligó a los extranjeros a refugiarse en cuevas junto a
sus hijos.
Nicolás Corona, Ángel Arturo Ciprían, Juan Vicente Féliz, aseguran que los encapuchados atribuido a dominicanos, se presentaron a las dos de la tarde en cada una de las localidades y dieron fuego sin mediar a las viviendas.
La acción se produce tras la asesinato de los esposos Oneida Urbáez y Julio Reyes Matos Pérez, y la población otorgó un plazo a los extranjeros para que abandonaran la población o de atrevían a las consecuencias, lo que originó que la provincia fuera militarizada.
El incendio en contra de los indocumentados que residen en predios agrícolas de la zona Rural y los obligó a ocupar cuevas para salvar sus vidas, se atribuye a dominicanos airados por el crimen de la pareja de esposos.
Testigos dominicanos rechazaron la acción vandálica de los encapuchados, y afirmaron que además de las viviendas ocupadas por decenas de familias haitianas, fueron incendiadas miles de libras de semillas de habichuelas, maíz, herramientas, dinero, ropas, así como otros enseres del hogar.
El ultimátum dado por los habitantes de Pedernales se originó porque las autoridades dominicanas no accionaban para apresar a los autores del doble crimen y evitar que quedara impune, ante la negatividad de las autoridades de Haití de entregar un detenido en esa nación, que se acusa de ultimar a la pareja junto a otros dos hermanos.
“Sin saber de nada de ese hecho, estamos viviendo bajo una angustia”, expresan afectados, mientras algunos dominicanos no aceptan lo o ocurrido anoche y lo calificaron como “un desorden mayúsculo”, y agregaron que “no entendemos la razón de que se quiera hacer pagar a quien no tiene deuda ni culpa”.
La dramática historia de los extranjeros muestra como perdieron las semillas para sus siembras, herramientas, comida, ropa y todos los aguares junto a sus casas tras ser incendiadas.
Los haitianos quienes tienen hijos que no conocen nada de la vecina nación, residen en plantaciones agrícolas de Mencía, Aguas Negras, Los Corrales, Ávila y otras localidades donde trabajan.
El haitiano Daniel Charles, afectado por la quema de su vivienda, dijo que debió correr despavorido junto a sus siete hijos y esposa para poder salvar sus vidas, y se ubicó en una cueva.
Compungido, con lagrimas y con voz entrecortada y musitando, mostró su impotencia y se desligó de lo que le ocurrió a la pareja de esposos el pasado 19 de febrero.
“Esos delincuentes deben buscarlo para que paguen, nosotros no podemos pagar por ellos, que lo busquen y que los maten, pero como vienen contra mi familia si no sabemos nada de eso”, exclamo.
En un recorrido se observo que los escombros emanaban humo en un local que era utilizado como Iglesia en la comunidad de Mencía, propiedad de Nicolás Corona.
En las viviendas incendiadas había habichuelas que se utilizaría para sembrar los predios ya listos para esos fines, así como herramientas como sierras eléctricas, camas, mochilas de fumigar, entre otros.
AGUAS NEGRAS, Pedernales.- Decenas de familias haitianas fueron atacadas ayer tarde y anoche por encapuchados que incendiaron sus viviendas con sus pertenencias dentro, lo que obligó a los extranjeros a refugiarse en cuevas junto a
sus hijos.
Nicolás Corona, Ángel Arturo Ciprían, Juan Vicente Féliz, aseguran que los encapuchados atribuido a dominicanos, se presentaron a las dos de la tarde en cada una de las localidades y dieron fuego sin mediar a las viviendas.
La acción se produce tras la asesinato de los esposos Oneida Urbáez y Julio Reyes Matos Pérez, y la población otorgó un plazo a los extranjeros para que abandonaran la población o de atrevían a las consecuencias, lo que originó que la provincia fuera militarizada.
El incendio en contra de los indocumentados que residen en predios agrícolas de la zona Rural y los obligó a ocupar cuevas para salvar sus vidas, se atribuye a dominicanos airados por el crimen de la pareja de esposos.
Testigos dominicanos rechazaron la acción vandálica de los encapuchados, y afirmaron que además de las viviendas ocupadas por decenas de familias haitianas, fueron incendiadas miles de libras de semillas de habichuelas, maíz, herramientas, dinero, ropas, así como otros enseres del hogar.
El ultimátum dado por los habitantes de Pedernales se originó porque las autoridades dominicanas no accionaban para apresar a los autores del doble crimen y evitar que quedara impune, ante la negatividad de las autoridades de Haití de entregar un detenido en esa nación, que se acusa de ultimar a la pareja junto a otros dos hermanos.
“Sin saber de nada de ese hecho, estamos viviendo bajo una angustia”, expresan afectados, mientras algunos dominicanos no aceptan lo o ocurrido anoche y lo calificaron como “un desorden mayúsculo”, y agregaron que “no entendemos la razón de que se quiera hacer pagar a quien no tiene deuda ni culpa”.
La dramática historia de los extranjeros muestra como perdieron las semillas para sus siembras, herramientas, comida, ropa y todos los aguares junto a sus casas tras ser incendiadas.
Los haitianos quienes tienen hijos que no conocen nada de la vecina nación, residen en plantaciones agrícolas de Mencía, Aguas Negras, Los Corrales, Ávila y otras localidades donde trabajan.
El haitiano Daniel Charles, afectado por la quema de su vivienda, dijo que debió correr despavorido junto a sus siete hijos y esposa para poder salvar sus vidas, y se ubicó en una cueva.
Compungido, con lagrimas y con voz entrecortada y musitando, mostró su impotencia y se desligó de lo que le ocurrió a la pareja de esposos el pasado 19 de febrero.
“Esos delincuentes deben buscarlo para que paguen, nosotros no podemos pagar por ellos, que lo busquen y que los maten, pero como vienen contra mi familia si no sabemos nada de eso”, exclamo.
En un recorrido se observo que los escombros emanaban humo en un local que era utilizado como Iglesia en la comunidad de Mencía, propiedad de Nicolás Corona.
En las viviendas incendiadas había habichuelas que se utilizaría para sembrar los predios ya listos para esos fines, así como herramientas como sierras eléctricas, camas, mochilas de fumigar, entre otros.
