Por: Marisela Gutiérrez
Es indignante que una persona colocada en una posición clave para garantizar la armonía entre el Gobierno y los medios de comunicación, termine haciendo exactamente lo contrario: burlarse, imponer y menospreciar el rol de los periodistas.
En dos ocasiones se ha traído a Santiago el evento *La Semanal*, con el propósito de que el presidente Luis Abinader escuche directamente a la prensa, reciba inquietudes reales y fortalezca el vínculo con los medios.
Pero en ambas, el señor Jorge Tavares ha llegado con una actitud prepotente y abusiva, queriendo dictar cómo deben actuar los periodistas, qué pueden preguntar y hasta cómo deben comportarse.
Lo más preocupante es su tono burlón, esa risa arrogante que deja claro que cree tener el poder absoluto para decidir cuándo, cómo y dónde se permite ejercer el periodismo.
Eso no solo es un irrespeto, es una provocación directa a la libertad de prensa.
Si La Semanal busca conectar con la verdad y con los problemas del pueblo, entonces los periodistas deben poder participar con respeto y libertad. No puede ser que un funcionario venga a desautorizar, limitar y humillar a quienes simplemente quieren hacer su trabajo con dignidad.
Es urgente que se tomen medidas.
Porque el poder sin humildad se convierte en abuso.
Y un vocero que siembra descontento, *no sirve ni al presidente, ni al país.*