En los últimos días, hemos sido testigos de una campaña bien orquestada por parte de sectores de la oposición y grupos de poder que parecen tener como objetivo socavar y hacer desaparecer el Seguro Nacional de Salud (SeNaSa).
Frente a esta realidad, los dominicanos sensatos no podemos quedarnos callados. SeNaSa ha sido, durante años, un escudo de protección para millones de ciudadanos, especialmente para los más vulnerables. Es más que una institución: es una garantía de dignidad y acceso a la salud.
Ningún otro seguro del país ofrece la cobertura que brinda el plan contributivo de SeNaSa. Y cuando se trata de enfermedades catastróficas, su respaldo se convierte en la única esperanza para miles de familias que viven del trabajo honrado en el sector formal.
A esto se suma el plan subsidiado, que ha sido una verdadera salvación para quienes no tienen recursos para costear tratamientos ni medicamentos. Gracias a SeNaSa, muchas personas reciben atención médica de calidad sin tener que elegir entre comer o curarse.
Incluso los hospitales públicos se han beneficiado, ya que SeNaSa ha contribuido a hacer más sostenibles sus operaciones diarias, mejorando los servicios que se prestan a la ciudadanía.
No podemos permitir que la politiquería barata nos robe este patrimonio social. SeNaSa no es solo un seguro. Es un derecho conquistado, una herramienta de equidad y justicia social. Jugar con su futuro es jugar con la salud y la vida de millones.
Lo dejó claro el presidente Luis Abinader, en una respuesta firme ante una pregunta de la prensa. Cito textualmente sus palabras:
“”SeNaSa no es un negocio; es una institución con una misión y un compromiso social, dedicada a proteger la salud y la vida de todos los dominicanos. Su vocación y objetivo no es el lucro, sino el bienestar de quienes confían en ella. Está garantizado el pago a todas las prestadoras de servicios relacionadas con la salud. Lo más importante es que nunca le faltará la cobertura de SeNaSa, ni en el régimen contributivo ni en el subsidiado, a los dominicanos y las dominicanas, mientras yo sea presidente”.
Ante esta firmeza del mandatario, nos toca a nosotros, el pueblo, defender lo que es nuestro. Levantemos la voz por los que hoy pueden asistir a un centro de salud o comprar sus medicamentos gracias al apoyo de SeNaSa. Por quienes han salvado sus vidas gracias a esa cobertura. Por aquellos que no tienen los recursos para enfrentar una enfermedad devastadora.
Defendamos este patrimonio de los más necesitados. Dejemos que la Cámara de Cuentas haga su trabajo y rinda cuentas con transparencia y esperemos con paciencia. Pero no permitamos que los ataques mediáticos, en esta ocasión, terminen afectando a quienes más lo necesitan.
La salud del pueblo no se negocia. Se defiende.