San Cristóbal. — En lo alto de las montañas de San Cristóbal, aún reposan silenciosos los vestigios de un régimen que marcó con fuego y sangre la historia dominicana. Allí, dos edificaciones que alguna vez simbolizaron la grandeza y el dominio del dictador Rafael Leónidas Trujillo Molina, la Casa de Caoba y el Castillo del Cerro, sobreviven al paso del tiempo con destinos distintos: una, sumida en el abandono; la otra, rescatada y resignificada.
A propósito de que este 30 de mayo se conmemora un nuevo aniversario del ajusticiamiento de Trujillo, quien gobernó la República Dominicana durante más de 30 años, De Último Minuto realizó un recorrido por el legado arquitectónico de Trujillo en San Cristóbal.
Casa de Caoba: El lujo caído en el olvido
Ubicada en la comunidad de La Suiza, a pocos minutos del centro de San Cristóbal, la Casa de Caoba fue durante años uno de los espacios favoritos de Trujillo. Construida en los años 40 como casa de descanso, esta mansión de tres niveles fue erigida con finas maderas tropicales, entre ellas la caoba que le da su nombre. Sus techos altos, columnas elegantes y vista privilegiada sobre la ciudad eran parte del entorno reservado solo para el “Jefe”, sus allegados y su séquito de seguridad.
Tras el ajusticiamiento del dictador en 1961, la mansión fue saqueada por la población local. El esplendor fue sustituido por el deterioro: hoy, las paredes están marcadas por grafitis, las escaleras al tercer nivel han colapsado, y el lugar luce como una sombra de lo que fue. Solo permanece un perro negro que desde que las personas se asoman al lugar se acerca a dar la bienvenida.